domingo, 20 de noviembre de 2011

Here I go again (I promised myself I wouldn't think of you today)


Hace tanto que no escribo, pero resulta Noviembre una fuente inagotable de recuerdos.

Y aunque tengo cien mil cosas que hacer y en qué pensar hoy, parece que mi mente necesita un momento para detenerse y poner en orden, desempolvar pasados y volver a acomodarlos donde sabe que van a quedarse.

Y resulta que no fue niña, sino niño, y resulta que ya casi van 2 años... nos acercamos a los 30, tu en pareja, yo intentando emparejarme con mis 7 Marías... y tratando de hacer a algún incauto caer en la red conmigo.

Y resulta que ahora te tengo muy cerca, geográficamente hablando, y no te he visto.
Seguramente no lo haré pronto y si lo hago, seguramente no sabré ni cómo reaccionar.

Y resulta que ahora trabajo más que nunca, un poco para resolver mis problemas, otro poco para no pensar en ellos, un poquito para no acordarme de que estoy sola y mucho para llegar cansadísima y poder dormir.

Recuerdo cuando platicábamos acerca de la realización personal... ¿Qué determina el éxito?, ¿Cómo sabes que tu vida tomo el camino que querías?
Pasa el tiempo y cada vez se menos lo que quiero, sin embargo puedo llenar listas de lo que no voy a permitir, lo que no me parece, lo que no necesito.

Y a veces ya no busco porque tengo miedo de lo que me encuentro, ni espero para sorprenderme con lo que llega, ya no sueño tanto despierta ni me duermo tan ilusionada, y me he vuelto más práctica en cuando a amor se refiere, salgo mucho, río tanto, beso poco y ya no me enamoro.

Se pasan rápido los años y mi vida se difumina entre canciones, risas de niñas y horas de tráfico... el segundo piso se ha vuelto mi lugar de introspección favorito, y por supuesto, el lugar de tu remembranza por excelencia. Todos los caminos llevan a ti, aunque nunca termine de andarlos, aunque no te encuentre, aunque nunca te vuelva a ver.

Espero de corazón que seas muy feliz y que tu vida sea, como siempre lo platicamos, lo que tu esperabas de ella. Que tu hijito llene tus mañanas y tu matrimonio marche como debe.
Yo te sigo extrañando y pensando y queriendo tanto, pero me dibuja sonrisas imaginarte un papá contento y un marido entregado.

Ya mero vienen los 28 y no son tan malos como parecen.
(A mi hasta me están gustando...)

Besos,

Mar.