Mañanita asturiana

Hace unos días salí de mi casa por la mañana y no había sol, el suelo estaba mojado y había charcos, consecuencia de una larga lluvia caída por la noche.

Bajé la ventana del coche y el aire olía a tierra mojada, las hojas de los árboles tenían gotas de agua y un par de pajaros sedientos bebían el rocío posandose en las ramitas.

Ese día, la memoria me devolvió un recuerdo y me teletransporté en cuestión de segundos a mis mañanas asturianas, cuando salía temprano a caminar por Carreña y de repente me sorprendía el orballu, obligandome a esperar a que parara bajo el techo de alguna casita.

Hace unos días tuve otra vez mi mañanita asturiana, pero en México, D.F.